Ser Optimista… ¿Realmente sirve?

Con frecuencia, y a lo largo de mi vida he observado con cierta diversión cómo los NO Optimistas, (por no decirles Pesimistas), se burlan de los Optimistas argumentando que «su Optimismo» no va a resolver sus problemas… pero no fue sino hasta hace poco que llegó a mis manos la oportunidad de tener un sustento científico que respaldara cómo el ser optimista sí funciona en varios aspectos y desde varios puntos de vista.

Resulta que por una predisposición genética de nuestro cerebro, tendemos a pensar negativamente. Como lo explica el Dr. Seligman, especialista en Psicología Positiva, «los seres humanos somos aves de mal agüero»… te explico por qué. Si comenzaste tu día laboral de forma  espectacular sacando miles de pendientes, pero al final del día tu jefe te llamó la atención por algo en especial, te aseguro que éste último evento será el que reemplazará a todo lo bueno que hiciste durante el día, y tu día pasará a la historia como un pésimo día. O si resolviste bien todo un examen de 10 preguntas, y una sola pregunta no la supiste… ¿cuál es la pregunta que recordarás? ¿Por qué es que nos tenemos que fijar más en lo negativo que en lo positivo? Bueno, pues la respuesta tiene que ver con las circunstancias en las que nuestros antepasados vivieron que predispusieron a nuestros cerebros a pensar negativamente, pues había que prepararse para la falta de alimento, el duro clima, etc., es decir… en aquella época pensar en forma pesimista era bueno porque obligaba al individuo a actuar y a prepararse.

Qué sucede hoy en día que las circunstancias de vida son mucho más benignas…

La Psicología Positiva destaca tres dimensiones respecto a la forma en la que las personas piensan cuando algo malo sucede y que definen qué tan optimistas o pesimistas son.

1. Temporalidad, (lo que te pasa es pasajero o es permanente).
2. Local (sólo es en esta situación o es en todas las situaciones).
3. Controlable (puedes o no hacer algo para solucionarlo).

De esta forma, las reacciones de una persona optimista y de una pesimista ante una situación común serían por ejemplo las siguientes:

¿Te identificas con alguno de los dos?

Sin duda tener una tendencia a actuar o pensar en forma pesimista no sólo afecta tu vida laboral, te quita oportunidades de desarrollo y de demostrar tus capacidades ocasionando que esa promoción que buscas probablemente no llegue. Recuerda que la mejor forma para destacar es sentirse motivado/a y reflejando tu bienestar. De esta forma tu creatividad y capacidad brillarán solas, y no sólo eso, sino que te alejarás de la probabilidad de entrar en depresión. La buena noticia es que adquiriendo los hábitos necesarios, puedes trabajar en esto.

En un estudio realizado a niños entre los 10 y los 12 años, en el que el objetivo fue medir el optimismo o pesimismo de los mismos durante la pubertad y a lo largo de varios años, resultó que los niños que eran más pesimistas, desarrollaron entre 2 y 8 veces más depresión que los niños Optimistas. Lo bueno del estudio, es que vieron que si a este grupo de personas pesimistas les enseñan a disociar el pesimismo de las circunstancias de vida, pueden cambiar su perspectiva.

¿Te interesa trabajar en tu optimismo? Te comparto uno de los ejercicios que han dado muy buenos resultados… a ver qué te parece.

Todas las noches antes de irte a dormir, escribe tres cosas que te gustaron de tu día, y escribe por qué te gustaron. No importa qué es lo que escribas, incluso puede ser el desayuno de waffles que te comiste a las 08:00 de la mañana. Lo importante es que lo escribas antes de dormirte, y que lo hagas durante siete días. Al cabo de este tiempo, recapacita en cómo te ha hecho sentir este ejercicio… y si te ayudó, síguelo haciendo. Las estadísticas han demostrado que las personas que han hecho esta simple actividad durante seis meses o más, experimentan mayor satisfacción, y tienen menos depresión.

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¡Hasta la próxima!

Mónica Zúñiga Arroyo

Coach en Salud y Especialista en Hábitos Saludables