Menopausia = un cerebro en reconstrucción…

A pesar de que últimamente la palabra “menopausia” se oye un poco más, y se ha comenzado a hablar de ello de manera más abierta, en general continúa habiendo un velo que cubre la información al respecto, y mucho menos estamos conscientes de que la poca sintomatología de la que sí escuchábamos hablar a nuestras abuelas o madres, representa en realidad una serie de cambios en el cerebro que van más allá de lo que se pensaba.

Sí, en efecto los bochornos, sudores nocturnos, neblina mental, depresión, ansiedad, problemas con la memoria, insomnio, etc., son síntomas neurológicos más que síntomas que se relacionan con los ovarios y con la capacidad reproductiva de las mujeres, según lo muestra la Dra. Lisa Mosconi en su libro “Menopause brain”.

Investigando más a fondo… la reconstrucción que se lleva a cabo en el cerebro femenino es de una naturaleza muy profunda. Esto se debe a que el cerebro de las mujeres está en gran parte hecho para responder y trabajar en conjunto con los ovarios; y se comunica con éstos a través de las hormonas sexuales, (progesterona, estrógenos y testosterona). Pero resulta que las hormonas sexuales no sólo sirven para el proceso reproductivo, sino para muchas otras funciones que no están relacionadas con la reproducción. Entonces los cambios son a tal grado que si comparamos el cerebro de un hombre y de una mujer cuando ésta última se encuentra en una fase premenopáusica, es decir, al rededor de los 30 años, no hay diferencia alguna. Pero si comparamos los cerebros de hombres y mujeres más adelante, cuando la mujer se encuentra en una fase de perimenopausia, (45 a 52 años), o en una fase de postmenopausia, (aproximadamente 53 años en adelante), la cantidad de diferencias es muy importante porque para empezar las mujeres tienen una disminución en el nivel de energía cerebral de aproximadamente un 30%, lo que significa que las neuronas del cerebro tienen acceso a la glucosa que es fuente de energía, pero no la queman de manera tan eficiente como anteriormente lo hacían. Cabe mencionar que los cambios son diferentes en todas las mujeres.

En sentido estricto, la menopausia se define cuando han pasado ya 12 meses desde el último ciclo menstrual de la mujer… pero en realidad, los cambios comienzan muchos años antes, y las mujeres atraviesan durante toda esta fase una montaña rusa de síntomas que van desde insomnio, bochornos, sudores nocturnos, pérdida de memoria, neblina mental, obesidad, enfermedades de fragilidad, etc., hasta ansiedad y depresión severos. Muchas veces las mujeres atraviesan toda esta sintomatología sintiéndose solas y poco comprendidas, pues si nos vamos a la historia, las mujeres han sido juzgadas y condenadas como inservibles por los griegos, como brujas por la Santa Inquisición, y como locas e histéricas por médicos como Sigmund Freud.

Si estos cambios son tan importantes y tan profundos, ¿cómo es entonces que lo viven las mujeres que están es este mundo laboral tan competido, y en el que luchamos por tener condiciones de trabajo igualitarias? ¿Qué impacto tienen las empresas que tienen mujeres en puestos directivos altos cuando éstas se encuentran en esta fase de perimenopausia, menopausia y postmenopausia? ¿Qué apoyos tienen las empresas hacia sus ejecutivas que atraviesan por esta fase? ¿Están conscientes de que hay mucho que puede hacerse en este sentido? ¿Tienen la información que requieren para poder proporcionar apoyo adecuado a sus funcionarias? ¿Qué podemos hacer las mismas mujeres para salvaguardar nuestra salud lo más posible y pasar por este proceso de la mejor manera posible?

Para contestar algunas de estas preguntas, en efecto el proceso de menopausia tiene un impacto significativo económico en los siguientes aspectos: A

usentismo laboral: las mujeres que se encuentran en esta fase experimentan de un 8 a un 10% más de días de ausencia debido a síntomas relacionados con esta fase.

Rendimiento laboral: a pesar de asistir al trabajo, las mujeres también reportan una baja en productividad laboral de hasta un 25% debido a problemas físicos y psicológicos. En el Reino Unido por ejemplo, este fenómeno cuesta a las empesas cerca de £7,300 millones anuales.

Costos de reemplazo: el reemplazo de una empleada con experiencia puede costar entre 50 – 200% de su salario anual, considerando reclutamiento, capacitación y tiempo de adaptación.

Podemos seguir con muchos otros rubros en los que las empresas se ven afectadas, pero mejor pasemos al área de soluciones.

En principio algunas de las soluciones hacia este tema se apoyan mucho en el estilo de vida. Aspectos como una alimentación balanceada sin conservadores ni productos procesados, variada, y una suplementación inteligente son clave, así como una hidratación adecuada con electrolitos, descanso y manejo del estrés y una adecuada higiene de sueño. Desde luego que también el ejercicio es fundamental. Diferentes tipos de ejercicio pueden apoyar a diferentes aspectos de esta fase, de manera que en caso de poder incluir varios tipos de ejercicio es altamente benéfico. En cuanto a las empresas, llevar a cabo círculos de coaching como una medida de contención, f lexibilidad de horarios para trabajar desde casa, y apoyos enfocados a mejorar el estilo de vida de su personal femenino, son aspectos que pueden aminorar el impacto de ausentismo, retención de talento y económico.

Como conclusión podríamos decir que si bien es cierto que la fase del proceso de menopausia representa una serie de desafíos nuevos para las mujeres, es de suma importancia crear consciencia sobre la profundidad de los cambios que conlleva para poder sacar lo mejor de ella a nivel personal, familiar y profesional, y de esta forma aminorar la serie de dificultades que se presentan a todos niveles.

Mónica Zúñiga Arroyo Health Coach